Coplas de vos II( homenaje al turco)


Hoy soy china de tus campos,
hoy soy verso hecho flor.
Hoy soy pena en mi guitarra
y soy llanto en tu tambor.


Hoy resurjo en vos poeta,
hoy tengo un verso de vos.
Hoy lo escribo para el mundo,
porque ya no tengo tu voz.

Una plegaria sangraba,
una deuda en tu labor;
que una mujer bien hablara
un día del hombre que sos.

Y aquí estoy mi gaucho indio,
con toda rima en los labios;
para contar del mas digno,
amor que sembró mi canto.

Era de potro orejano,
orejano como era él,
era libre y era dado
sin preguntar a quién.

Él recorrió mil caminos
de botas poncho y sombrero,
él nunca nego aun amigo
aquel abrazo sincero.

Él veneraba su sangre;
sangre guerrera y mestiza.
Él adoraba a su madre
Y a su abuela de piel cobriza.

Tenía cantos y cuentos,
cuanta enseñanza tenía.
Tenía amigos por cientos
¡Cuantos abrazos tenía!

Él bailaba la polka
la zamba y el chamamé
Cielitos y pericones;
malambo había en sus pies.

Era sabio y era honesto,
era un gigante poeta.
Era un paysano modesto,
y era el alma de las fiestas.

Taba llenito de espinas
y en su cintura facón;
Eran de dormir al pasto,
era pa cortar mejor.

El se sentía un tajo,
sangrante e indolente;
fisura del mundo ingrato
que hacía su alma rebelde.

Tenía la mirada plena
y ternura desbordada;
cuando a un niño abrazaba
¡eran sus manos de seda!

Dos cosas el no sabía:
que era el rencor o la envidia.
Era bien pura su alma
y blancas tenía sus alas

Dejaba volar su espíritu
como pájaro en la noche...
Eran sus plumas el broche
y la luna era su nido...

Soñaba volar el cielo
que pa el era uno solo;
del caribe a tierra del fuego
era la tierra del moro.

¡Ay gamal turco inchalá!
Gaucho amor quien te dirá
Que ahora no podes volar
Todo tu cielo federal.

Llevaba en su frente al mundo
y en su espalda el universo.
Tenía un sentir profundo
Y en sus labios tenía un verso

No precisaba tener
para saber que tenía.
No precisaba vencer
¡para ganar la partida!

Cuanto amó su terruño
que andaba de río a río...
Cuanto me amo profundo
con su alma y con su brío.

Dejó su huella ande iba
¡que digan si no es verdad!
Que no hay quien lo conocía
lo vaya a poder olvidar...

En su pecho había un hombre
y el nombre de una mujer;
era su hijo su hombre
Y el nombre de su mujer.

El de esta modesta china
que usted se tardó a encontrar
la de este amor tan fugaz
que hoy en mi alma rechina.

Hoy sangra mi piel una rima
que no ha de llegar a vos;
llena mi pecho de espinas
solito el pensar en vos.

Pero no hay deuda mi vida
¡sépalo usted mi señor!
Que esta mujer bien querida
solo habla bien de vos...

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